Casi 3.000 personas se encuentran varadas en la región del Darién, una zona fronteriza de 226 kilómetros entre Colombia y Panamá. El director del Servicio Nacional de Fronteras panameño declaró que los ministerios de Salud y Desarrollo Social, junto a la Secretaría Nacional de la Niñez, la Adolescencia y la Familia se están encargando de la alimentación, atención sanitaria y paso de los migrantes.

Desde 2016 se han reportado ingresos masivos a Panamá con el objetivo de llegar a la frontera estadounidense a través de Centroamérica. Un informe de la oficina para América Latina y el Caribe del Fondo de Unicef reveló que desde 2017 el número de niños, niñas y adolescentes que cruzan la selva de Panamá hacia Estados Unidos es quince veces más grande.

En 4 años, la cifra se ha disparado al pasar de 109 niños en la frontera a 1.653 en 2020. El pico más grande fue en 2.019, con 3.956 infantes intentando cruzar.

También hay presencia de niños sin acompañante y mujeres embarazadas a bordo de embarcaciones rústicas. Organizaciones criminales obligan a los migrantes a atravesar el Tapón del Darién, que es considerado el paso ilegal más peligroso de América Latina.