Henrietta Lacks: una mujer negra honrada por la OMS

Autora: Camila González | Internacionales

La Organización Mundial de la Salud (OMS) honró a Henrietta Lacks, una mujer negra estadounidense cuyas células se convirtieron en la base de avances que cambiaron la medicina. Este reconocimiento se da después de que la OMS asegurara que la comunidad científica ocultó su origen étnico y su historia real.

“La OMS reconoce la importancia de tener en cuenta las injusticias científicas del pasado y promover la equidad racial en la salud y la ciencia”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. «También es una oportunidad para reconocer a las mujeres, especialmente a las mujeres de color, que han hecho contribuciones increíbles, pero a menudo invisibles, a la ciencia médica».

Lacks murió en 1951 a los 31 años, de cáncer de cuello uterino. Su hijo mayor, Lawrence Lacks, de 87 años, recibió el premio de la OMS en su sede en Ginebra. Lawrence fue acompañadao de varios nietos, bisnietos de Henrietta.

Henrietta Lacks: una mujer invisibilizada

En 216, se estrenó una película sobre la vida de Lacks

En 1950, cuando Henrietta tenía 30 años, estuvo en tratamiento por cáncer de cuello uterino en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore. Los investigadores tomaron tejidos de su cuerpo, y a partir de estos establecieron unas células llamadas HeLa. Estas se convirtieron en la primera «línea inmortal» de células humanas en dividirse indefinidamente en un laboratorio.

Es importante resaltar que las células de Henrietta fueron tomadas, testeadas y reproducidas sin su conocimiento o consentimiento

“Henrietta Lacks fue explotada. Ella es una de las muchas mujeres de color cuyos cuerpos han sido mal utilizados por la ciencia ”, aseguraron sus familiares. “Ella depositó su confianza en el sistema de salud para poder recibir tratamiento. Pero el sistema le quitó algo sin su conocimiento o consentimiento».

Sin embargo, Lacks ha hecho posible el desarrollo médico contra enfermedades como el cáncer, polio, VIH/SIDA, hemofilia, leucemia, y Párkinson.

Las comunidades negras y el acceso a la salud

De acuerdo con el jefe de la OMS, las mujeres de color siguen padeciendo de manera desproporcionada cáncer de cuello uterino, algo que aumentó con la pandemia de COVID-19. Y esto se ha evidenciado en las continuas desigualdades dentro de los sistemas de salud que afectan a las comunidades étnicas de todo el mundo.

Estudios también afirman que 19 de los 20 países con el mayor número de casos de cáncer de cuello uterino son africanos.

Tedros Adhanom Ghebreyesus reconoció el aporte de Lacks el miércoles

A pesar de que la vacuna contra el VPH, que protege contra una variedad de cánceres, incluido el cáncer de cuello uterino, ahora se administra a muchas niñas en todo el mundo, hay disparidad entre las vacunas.

Según la OMS, menos del 25% de los países de bajos ingresos, y menos del 30% de los países de ingresos medio-bajo tienen algún programas estatal de vacunación contra el VPH. Muy diferente al 85% de los países con ingresos altos que sí poseen estos programas de vacunación.

“Es inaceptable que el acceso a la vacuna contra el VPH que salva vidas pueda depender de su raza, origen étnico o lugar de nacimiento”, dijo la dra. Princess Nothemba Simelela, asesora especial de Tedros.

“La vacuna el VPH se desarrolló utilizando células de Henrietta Lacks. Aunque las células fueron tomadas sin su consentimiento y sin su conocimiento, ha dejado un legado que potencialmente podría salvar millones de vidas. Se lo debemos a ella y a su familia para lograr un acceso equitativo a esta innovadora vacuna«.

La lucha contra las farmacéuticas

A principios de este mes, los herederos de Lacks demandaron a una compañía farmacéutica que había utilizado la línea celular HeLa. Según Reuters, la empresa tomó una «elección consciente» para producir células en masa y beneficiarse de un «sistema médico racialmente injusto«.

Más de 50.000.000 de toneladas métricas de células HeLa se han distribuido en todo el mundo desde que fueron extraídas de Lacks, hace más de 70 años.

Autor: Edwin Marti