Human Rights Watch asegura que un joven, capturado el 6 de marzo en el municipio de Tharkata, Myanmar, fue torturado por agentes de la policía antidisturbios. El joven, un menor de 17 años, fue torturado, apaleado, obligado a entrar en un pozo y enterrado vivo hasta el cuello como parte de un entierro simulado.
El menor dijo a HRW que durante su arresto lo golpearon en la cabeza con la culata de un rifle, le vendaron los ojos y luego lo llevaron a un centro de interrogatorios en un lugar que no pudo identificar. Durante los siguientes cuatro días, militares lo golpearon repetidamente con una vara de bambú llena de cemento durante varios interrogatorios, aseguró.
«Al tercer día, me llevaron a una zona boscosa a una hora de donde estaba el lugar del interrogatorio. Me obligaron a acostarme en un pozo con los ojos vendados y las manos atadas. También planearon golpearme la cabeza con un azadón, y pensé que me iban a enterrar vivo cuando empezaron a cubrirme con tierra”.
En su relato, el joven también dijo que, a él y a otros jóvenes arrestados, se les negó comida y agua durante días y bebieron agua del inodoro para sobrevivir.
El menor estuvo recluido en el centro de interrogatorios por siete días antes de ser trasladado a la prisión de Insein en Yangon. Fue liberado después de firmar una confesión falsa.
En el informe del martes, el grupo de derechos humanos dijo que el adolescente era una de las muchas personas que han sido sometidas a torturas, golpizas y otros malos tratos desde que el ejército de Myanmar tomó el poder en un golpe de estado el 1 de febrero.
La realidad que se vive en Myanmar
El 1 de febrero de 2021, militares hicieron un golpe de estado a la dirigente del país, y Premio Nobel de Paz, Aung San Suu Kyi.
Es importante resaltar que entre 1962 y 2011, Myanmar (antes Birmania) vivió bajo un duro régimen militar.
Desde el golpe, centenares de manifestantes han salido a las calle, pero la respuesta de las fuerzas de seguridad es cuestionada. Según la Asociación de Asistencia para Presos Políticos de Birmania, un grupo de vigilancia, las fuerzas de seguridad de Myanmar han matado al menos a 873 personas y detenido al menos a 6.231 personas.
Manny Maung, investigador de HRW, dijo que las autoridades de Myanmar han estado «utilizando la tortura sin temor a repercusiones». «La brutalidad y los abusos muestra hasta qué punto las autoridades militares de Myanmar van a silenciar a cualquiera que se oponga al golpe», añadió.
HRW anunció que muchos de los detenidos están recluidos en prisiones o centros de interrogatorio. Todos privados del derecho a ponerse en contacto con familiares o asesores legales.