Según varias fuentes, las víctimas provenían del Cesar, Atlántico, Bolívar, y otras regiones del norte del país.
«El mensaje que tenían en ese momento era: «no dejen los cuerpos tirados en las carreteras, ni los dejen abandonados en los caminos sino desaparézcanlos». Lo traigo porque es una muestra de los momentos brutales de este conflicto, donde las presiones por una guerra totalmente degradada, juntaron muchísimas cosas y crearon silencios y sufrimientos brutales (…)», aseguró el padre Francisco de Roux.