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Periodistas en Colombia, las otras víctimas en el Paro Nacional

Cientos de periodistas que han cubierto las protesta en Colombia aseguran ser víctimas de agresiones por parte de la policía y de personas vestidas de civil. Disparos, apuñalamientos y amenazas son ataques comunes entre los profesionales.

Con más de 240 agresiones denunciadas contra periodistas, Colombia evidencia la crisis por la violencia estatal. Por seguridad, los comunicadores se ven obligados a portar chalecos antibalas, cascos y botiquines de primeros auxilios.

Periodistas y camarógrafos han sido víctimas de la violencia policial

De acuerdo con Fabiana León, de Reporteros Sin Fronteras, 243 agresiones se han presentado durante el Paro Nacional, que comenzó el 28 de abril.

“Los victimarios son primero la fuerza pública, estamos hablando propiamente de la Policía y el Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios). En segundo lugar, tenemos en personas particulares que han venido agrediendo a la prensa”.

Dentro de las denuncias, periodistas informan de disparos directos, insultos, confrontamientos, y el uso de armas que no forman parte del equipamiento de la policía antidisturbios contra ellos.

Según muchas víctimas del abuso policial, la respuesta de los uniformados es “No salga”.

En 42 días de Paro, más de 4.000 casos de violencia policial han sido denunciados en Colombia

Sin embargo, dentro del ejercicio periodístico, es un deber acompañar e informar sobre lo que se está viviendo en las calles. Para especialistas, el gobierno colombiano debería garantizar la seguridad de la prensa, sobre todo a aquellos periodistas que se encuentran en Cali, Bogotá, Medellín, Popayán y otras ciudades, cubriendo las protestas.

Por las 8 investigaciones que se abrieron dentro de la policía, por abuso policial hacia la prensa, Reporteros Sin Fronteras ha conformado un grupo de monitoreo para periodistas, y así reaccionar más ágilmente ante cualquier tipo de agresión.

 

 

El relato de un Falso Positivo Judicial en Colombia

Álvaro Herrera, estudiante de música de 25 años, fue retenido y torturado por la Policía y el Escuadrón Antidisturbios Móvil (Esmad) de Cali. El martes fue liberado después que un juez declarara que su captura fue ilegal.

Según la denuncia del joven, miembros del Esmad lo capturaron en Ciudad Jardín y después fue obligado a autoincriminarse como un vándalo.

Álvaro Herrera Melo está en décimo semestre de Música en la Universidad del Valle

El viernes 28 de mayo, un mes después de que comenzara el Paro Nacional de Colombia, varios músicos se unieron en la Universidad del Valle para celebrar un cacerolazo sinfónico.

El cacerolazo terminó siendo un concierto pacífico, con más de 70 músicos y una tarima. Álvaro Herrera tocaba el corno francés con su grupo de amigos.

Dos horas después de que comenzara el cacerolazo, a las 3 p.m., disturbios y problemas de orden público estallan en las inmediaciones de la universidad. Por su propia seguridad, Herrera y otros asistentes del cacerolazo, se van del lugar.

Civiles disparando contra manifestantes al lado de la Policía.

Al salir de la Univalle en dirección de su casa, Herrera afirma haber escuchado disparos. Cuando llega a la Avenida Cañasgordas ve un fuerte contingente de policías que estaba disparando, y Herrera comienza a grabar con su celular. Él asegura que había civiles con armas de corto y largo alcance disparando.

«Empecé a grabar durante varios minutos y muchos de los que estaban disparando, retroceden. Entre ellos, la persona que me increpa apuntándome con su arma«, comenta Herrera.  Como respuesta, éste toma una piedra para tratar de defenderse y discute con quién lo amenaza.

«Bajá la piedra”, le dice el hombre que le está apuntando.

«Baje el arma», le contesta Álvaro. “Baje el arma que no estoy haciendo nada. Déjeme quieto, estoy tranquilo, estoy grabando”.

En ese momento, más de los civiles que estaban disparando llegan al lugar. Entre todos le pegan, lo tumban y le dan dos golpes en la cabeza con la empuñadura de sus pistolas.

Álvaro Herrera Melo es llevado al CAI después de haber sido golpeado por civiles armados

Varios minutos después, lo levantan y lo entregan a dos oficiales de la Policía. Los uniformados lo esposan, lo toman del brazo acusándolo de guerrillero y vándalo. Herrera asegura que él intentaba explicarles que es músico y no un vándalo, pero nunca lo escuchan.

Estando esposado, lo guían hacia una patrulla, pero los policías intentan ingresarlo primero a una camioneta blanca de alta gama que había en el lugar. Ahí, uno de los oficiales dice «¿y por qué no lo desaparecemos?”.

«¿y por qué no lo desaparecemos?»

Herrara es conducido a la patrulla y luego trasladado al CAI de la María, en ambos lugares es golpeado. A Herrera nunca le leyeron sus derechos ni le revisaron las heridas. Solo le limpiaron la sangre.

Gracias a la rápida respuesta de sus amigos y familiares, se conoce el caso de Álvaro Herrera

Dentro del CAI, Los policías lo obligan a acostarse boca abajo, y bajo tortura, lo obligan a autoincriminarse.

«En el momento en el que estaba recibiendo agresiones físicas, uno de los policías sacó un celular con flash y empieza a grabar. Empieza a preguntarme, ¿usted que estaba haciendo?». Herrera responde que era músico y que venía del cacerolazo por lo que paran la grabación. «No, eso no es lo que usted tiene que decir«, le dice el oficial y lo vuelven a golpear. Luego le preguntaban ¿quién le pagó? a ¿quién pertenece? y por qué estaba vandalizando el CAI de Ciudad Jardín que había sido incinerado horas antes.

La policía le obligó a testificara que era un vándalo y que había estado en los disturbios de Ciudad Jardín. La policía le obligó a afirmar que pertenecía a grupos ilegales. Álvaro, recordando a los 346 desaparecidos que van en el Paro Nacional, acepta que era un “vándalo”. El video de su “testimonio” está en redes sociales.

«Confesión» bajo tortura de Álvaro Herrera

Ese día, cuenta Herrera retuvieron a cinco personas más, uno de ellos se encontraba herido de gravedad.

Horas después llegan miembros de la Personería y Defensoría al CAI para conocer la situación de Herrera, pues sus amigos ya habían puesta la denuncia de desaparecido.

A Herrera, en ningún momento, le hicieron el proceso judicial que establece la ley para legalizar su captura. Sin embargo, la Policía lo acusó de porte ilegal de sustancias inflamables, aunque no había pruebas que lo demostrara.

Álvaro Herrera es puesto en libertad, después de que en la Fiscalía de Cali demostrara que su captura había sido ilegal.

 

Jóvenes en Cali, Colombia transformaron estaciones de policía en bibliotecas

Los 3 Centros de Atención Inmediata (CAI) de la Policía de Cali fueron vandalizados durante las manifestaciones del Paro Nacional. Jóvenes de la comunidad transformaron los espacios en bibliotecas populares y espacios de encuentro cultural.

Académicos consideran un mensaje claro para la ciudadanía: más educación y menos represión policial.

CAI incendiado en Cali ahora es biblioteca.

La Biblioteca de la Resistencia fue vandalizada el día que comenzó el Paro Nacional, el pasado 28 de abril . La comunidad y jóvenes de la Primera Línea (jóvenes que protegen a ciudadanos de los abusos de la policía con escudos) la transformaron el CAI en una Biblioteca Popular, en honor a las víctimas de abusos policiales en Cali.

La Biblioteca de la Dignidad, al norte de la ciudad, ya hay por lo menos doscientos libros. Todos han sido donados por manifestantes, vecinos y niños. Uno de los artistas, quien dirige la Biblioteca, asegura que “Nunca entendimos por qué había un CAI allí si ese lugar antes de estar intervenido por la policía era una caseta comunal”.

En La Loma de la Cruz, ahora nombrada Loma Dignidad, hay un cartel que dice “Hay plata pa’ la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena, hay plata pa’ la guerra y no para estudiar”.

Esta nueva visión de intervención espacial se basa en el lema que le lee en cada biblioteca “Menos CAIs y más bibliotecas”.

La comunidad en Cali está donando los libros en estas nuevas bibliotecas.

Otra biblioteca queda en el barrio Puerto Rellena, ahora Puerto Resistencia, llamada Biblioteca de la Resistencia. Uno de sus fundadores asegura que “Ese día [28 de abril] les pedimos que se fueran porque ya había llegado el Esmad a reprimirnos. No nos hicieron caso. Varias personas comenzaron a lanzar piedras hasta que salieron corriendo y después lo incineraron”.

Esta biblioteca se convirtió en uno de los puntos más concurridos para las manifestaciones en el Paro Nacional de las comunas 15 y 16. Precisamente este espacio fue elegido, porque allí murió Marcelo Agredo, de 17 años, después de patear a un policía y que este le disparara. Uno de los líderes de la Biblioteca de la Resistencia explica que “Desde ahí nos convencimos de que lo que necesitábamos era más espacios de educación, más bibliotecas y menos CAI, menos represión”.

Marcelo Agredo
Marcelo Agredo, de 17 años, recibió un disparo de un policía en el paro nacional.

A pesar de que los espacios intervenidos fueron quemados, la mayoría los jóvenes que lideran el proceso afirman que no tienen nada que ver con los hechos de violencia que se vivieron allí.

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